jueves, 1 de diciembre de 2011

Creo que nunca, en la historia del Jazz...

...ha habido semejante disensión entre fervientes admiradores y furiosos detractores. Se podría argumentar que es un caso similar a lo ocurrido con Charlie Parker y el Bop, con el "leve matiz"  de que la musica de Bird fue muy pronto aceptada por la mayoría y convertida en clásica. Lo mismo es aplicable a la escisión de los "milesófilos" cuando éste abrazó la electricidad. El tiempo le dió la razón, y Jack Johnson y On the Corner son ya piezas clásicas, no sólo de la fusión, sino de la música en general.

Sin embargo, en este caso, la polémica sigue abierta 45 años después: ¿Aquello era un sonido aberrante del inframundo, o era música de gloriosa espiritualidad? Por supuesto, hablo del cisma que, entre los fans que aún conservaba, y los recientes neófitos, se abrió cuando el cuarteto clásico de Coltrane se deshizo, y se formó el quinteto con Rashied, Alice, Pharoah, y el fiel Garrison (quinteto que, en mi opinión, y si se puede expresar así, está infra-grabado, en el sentido de que 5 ó 6 discos más, y a ser posible oficiales, tanto en directo como en estudio, nos ayudarían mucho a entender hacia donde dirigía su música John en aquellos años). Por eso valoro tanto "Stellar regions", álbum póstumo que nos muestra las nuevas puertas que aún empezaba a abrir Coltrane. Cada vez que escucho ese disco (y es muy a menudo) hago mis plegarias para que Alice o Impulse! encuentren más grabaciones póstumas de esa etapa final de 'Trane.

La nueva dirección que iba a tomar la música de Coltrane, lo que algunos optan por llamar “ruidismo”, y otros lo consideran algo de una suprema espiritualidad, no hubiera sorprendido a nadie si en su momento se hubiera publicado en su totalidad (afortunados somos los que vivimos hoy en día) la caja de 4 CDs grabada en el Village Vanguard a principios de Noviembre de 1961 (se acaban de cumplir 50 años, por cierto), con el cuarteto clásico aún por definir, pues en bastantes temas está Reggie Workman al bajo, y la aportación de Eric Dolphy es fundamental, así como la de otros músicos en las 4 versiones -muy diferentes entre sí- de India.

Y digo que a nadie debería sorprender, porque ese “Classic Quartet” -embrionario-, en muchos momentos de los 4 Cds, está a la vanguardia de todo lo que hacía el resto de Jazzistas, salvo Ornette Coleman, en una onda muy diferente.

Y es que Coltrane en estudio y Coltrane en directo eran 2 mundos diferentes: en estudio, salvo a partir de 1965, era un músico perfectamente asimilable por la ortodoxia. En directo, y cada vez de forma más audaz, rompía moldes con todo lo establecido.

Y este aprendiz de crítico concede ahora la palabra a Don DeMichael, crítico musical y amigo personal de John Coltrane, que tras leer una critica horrible del grupo de 'Trane de aquel momento (grupo de transición, Elvin y Rashied a la doble batería, y Pharoah ya instalado) se acercó una noche a verlos, esperando lo peor. Esto es lo que cuenta DeMichael:

"La ráfaga de sonido casi me tiró de espaldas. Me repelió. Detesté lo que estaban tocando. Esa batería y esas maracas y esa pandereta...con todo ese estrépito no podía escuchar el bajo y a veces tampoco podía escuchar a Coltrane ni a Sanders, aunque estaba sentado a dos metros de distancia.
Decidí irme a casa, pero en lugar de ello me tomé unas cervezas. Intermedio. John vino y se sentó. Le pregunté "Que tratas de hacer con esa música?". Dijo que simplemente trataba de sacar algo fuera, y movió sus manos desde el pecho hacia adelante. ¿Pero que era todo esto?, le pregunté señalando al escenario. Él no estaba seguro, las cosas todavía no estaban funcionando del todo en su música, dijo; pero quería profundizar más en el ritmo, y eso era seguramente lo que le había llevado hasta allí.
Durante el siguiente pase lo escuché, lo experimenté. No tanto aquello de lo que John hablaba, como aquello con lo que yo me debatía...porqué me repelía, porqué quería salir corriendo...
No pretendo entender esa música. Dudo que alguien, incluidos quienes la tocan, realmente la entiendan, en el sentido en que alguien entiende a Bach o a Billie Holiday, por ejemplo. Siento esa música, o más bien, como he dicho, esa música abre una parte de mí que normalmente está cerrada con fuerza, y sentimientos y emociones y pensamientos apenas reconocidos brotan a traves de la puerta abierta y abrasan mi conciencia"

CATARSIS es la palabra que John y Don aún no han pronunciado, pero de eso va toda la historia. Y debo confesar que yo utilizo a Coltrane con fines catárticos: a veces me basta con el primer movimiento de "Crescent", a veces necesito meterme el doble de Seattle...según cuanta suciedad hayan (o haya yo mismo) vertido sobre mí.

HOY NO TOCA FRASE CACHONDA, ESTO ES ALGO MUY SERIO.

PD: mi agradecimiento más sincero a los compañeros y compañeras del Foro Jazzitis, que, a base de educadas polémicas, me hicieron reencontrame con el que hacía 10 ó 15 años era mi ídolo absoluto, mi Santo particular. Ahora veo a Coltrane de otra manera, como un hombre con sus defectos y virtudes, y no como un enviado celestial. Y me encanta!! Gracias !!!


3 comentarios:

  1. Como he dicho hace nada en otro foro, yo, cuando tengo un dia de mierda en el curro y estoy mosqueado, me pongo un disco de hardcore, pero cuando estoy MUY MUY cabreado, me pongo el "Ascension" de Coltrane. Despues de casi una hora expuesto a semejante muralla de energia, me quedo suave como la seda.

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  2. Jajaja, a mí me pasaba algo parecido a tí: los vernes por la tarde, despés de la siesta, cansado de poner el culo toda la semana, bajaba las persianas, me rodeaaba de velitas e incienso, y ponía "Ascension" a todo trapo. No sé si volveré a hacerlo otra vez, ese disco da un miedo casi físico

    Un saludo, Mighty.

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  3. coincido con vosotros, hace muchos años, cuando era más joven y tenía un día de mierda, solía oir el Painkiller o el Jugulator de los Judas. Pero desde hace ya bastantes años me pongo a Saint John Coltrane y reconozco que el resultado es más positivo. Sus grabaciones más bestias y descontroladas son como una apisonadora que aplana los malos rollos y los convierte en paz y serenidad. Bonita columna!

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